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ABEL ROBINO

ANIMAL DE COMPAÑÍA

y otros poemas inéditos

Nació en Pergamino, Buenos Aires, en 1952. Es poeta y artista plástico de galería ARTEAGA, España, participa en TAC Territorio Arte y Creación, Francia, como curador. Estudió en la Facultad de Bellas Artes de La Plata. En esta ciudad fundó en 1977 el Grupo Literario Latencia. Desde 1982 reside en Francia. Publicó los siguientes libros de poesía: Obsesión (1978); Las especies de la noche (l982); El estado de la quietud (1986); Hiel por hiel (1997); Poemas (2004) y Burundanga (2013). 

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ANIMAL DE COMPAÑÍA

 

Este es mi animal de compañía, sin metáforas

ni comparaciones recurrentes.

De tanto en tanto, sin que algo ocurra,

ladra despavorido, entra en pánico

sin fuegos de artificio, sin tormentas eléctricas

ni estridencias.

 

Una estética primitiva lo hace arañar el suelo,

se atrinchera en un rincón del patio,

ovilla sus partes, tirita.

 

 

Un cuadrúpedo anunciador de la nada

porque nada ha ocurrido, sólo su espanto dócil.

Sólo su ladrar por ladrar y las quejas de algunos vecinos.

 

Ese sobresalto canino alguna ilusión traía

después de todo

a esta monotonía de provincia.

 

 

TIGRE  DE HOKUSAY

 

Bordado sobre un cubrecama,                          

sin precio a la vista, el mismo felino,

repetido, mal copiado, desprolijo, en

versión hirsuta de lanas estridentes.

 

Del desquiciado color, emerge el tigre;               

da la sensación que, estratégicamente,

dejó de respirar,                                                        

(es preciso no ahuyentar la presa obnubilada        

de otro comprador iluso).

 

La mala copia no ha podido borrar

la instancia del ataque,

más que de la fiera, la del pincel.                      

 

La vacilación del zarpazo

entintado de hokusay.

 

 

INSECTO

 

Para los realistas una energía

autorreferencial.                            

Para los sarcásticos pudo ser

un asidero de podredumbre.                                          

Para los oníricos una esquirla voladora.

Para los existencialistas una seña

de la inagotable realidad exterior.

Y para mí, en este mediodía estival,             

no deja de ser una cargosa mosca                

de verano.

 

VISITA  

           

Parecía llegar la voz antes que su cuerpo,

la gravedad se impone sobre lo sólido

mientras que la sonoridad vuela

portada por su melodía,

aquella era idéntica al saludo de mi viejo,

volviendo a la casa.                                   

 

Quemado en la espera, fui a su encuentro                

no había ni vendedor ambulante,                    

ni empecinado Jehová en boca de otro testigo.    

 

Sin embargo, aseguro que fue un buen momento

allí, frente a mi puerta, ante

el amable desbordamiento de la nada.

 

Por el camino de siempre, mi visitante se fue,

con la mirada lo seguí hasta la esquina

como hacía tanto.

Y hubo prolongación de tregua sin reproches         

en aquel umbral vacío.

      

 

 

PLEGARIA 

 

Pero…quiénes son ellos 

a qué especie de rebaño pertenecen 

que se arranca así sus vestimentas,                                 

se postra, se zambulle en un cielo inventado.

 

Que adopta la porcina actitud de bajar la cabeza

y se comen los codos por remordimiento 

en interminables canturreos 

 

Cómo entenderlos, si por trascendental

apenas he experimentado mirar por la ventana

tan lejos como se puede, y aceptar que nunca 

más volveré a mi tierra, como un sentimiento 

invasor, parecido al de ellos en sus 

inescrupulosos ánimos de adoración.

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