Dossier: EL MAR
Obra de Friederich: El monje frente al mar
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Por Osvaldo Picardo
Como las otras presencias de lo que llamamos naturaleza, el mar está ahí desde siempre y para siempre. Pero no resulta fácil decir qué cosa o quién es el mar. Mi pregunta no oculta la referencia a Borges. Recordarán el verso del soneto donde dice "el mar, el siempre mar, ya estaba y era"
Esta omnipresencia no deja mucho lugar a algo nuevo, aunque pudiera ser novedoso que la contaminación y el cambio climático del planeta pusieran en peligro su larga historia. En 2017 se podía leer un titular de la BBC: "El mar se seca"; se refería al efecto que antecedió la llegada a las costas caribeñas del poderoso ciclón tropical Irma.
Otra noticia nos la dio la fotógrafa británica Caroline Power quien mostró, no hace mucho, en Facebook, la existencia de un mar de basura entre las islas caribeñas de Roatán y Cayos Cochinos, en Honduras. Un mar de cepillos de dientes, bolsas, neumáticos, detergente, preservativos, cucharas, platos, botellas de plástico. Un mar hecho a imagen y semejanza del gran mercado del mundo que se conoce como "el séptimo continente", "la isla tóxica", o "la gran mancha del Pacífico" que también se ha ido formando en otros mares de nuestro planeta y que no es sino otra cosa que basura procedente del consumo desenfrenado.
Cervantes curiosamente no tiene en cuenta al mar como territorio de su Quijote, sino hasta el final de la obra. Pero aún así, la presencia inminente del mar podía aún sorprender, como en aquella escena del amanecer junto a la orilla, con una contundente y simple frase: "Vieron el mar, hasta entonces dellos no visto". Me pregunto qué podrían descubrir de novedoso hoy los ojos de alguien que, por primera vez, llega a la costa. ¿Cómo pueden llegar a ser nuevas las más viejas experiencias marinas, cuando las imágenes y la información preceden la vivencia directa y el mar es un dato estadístico, una foto del turismo o del deporte, o simplemente noticia de migrantes, piratas, petroleros y huracanes?
Es fácil dar una respuesta alarmista y caer en las tampas apocalípticas o en la de las pobres distopías hollywoodenses. Pero intentaré evitarlo y me refugiaré en algunas reflexiones y anotaciones sobre el mar y su lenguaje intraducible.
Tengo la suposición de que las miradas poéticas no han variado más que dos o tres veces a lo largo de los siglos. El mar no ha cambiado más que nosotros, pero no siempre fue pensado y sentido de la misma manera.
Este trabajo está dedicado a las víctimas del ARA San Juan y a los pesqueros desaparecidos