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Homenaje a Jorge García Sabal

La tonalidad poética y la metáfora

por Cristina Piña

Cristina Piña con Amelia Biagioni, Jorge García Sabal, Agustina Roca y Olga Orozco en 1988
Cristina Piña con Amelia Biagioni, Jorge García Sabal, Agustina Roca y Olga Orozco en 1988

Hablar de la obra de Jorge García Sabal es referirse a una trayectoria de singular calidad ya desde su primer libro, pero que se va a ir consolidando de un libro a otro, lo cual le hará merecer diversos e importantes premios como reconocimiento de su alto nivel poético.

Nacido en Balcarce, desde muy joven se instaló en Buenos Aires donde desarrolló toda su carrera poética, que se reflejó en seis libros de los cuales tres recibieron premios importantes lo cual le dio un lugar destacado dentro del mundo de los escritores, que por desgracia no se extendió al público, lo cual no es extraño debido a la escasa circulación de la poesía entre los lectores.

Si buscáramos una definición para sus libros, elegiríamos una que en cierta medida abarcara a esos seis libros y sería que se trata de una voz deliberadamente austera que a la vez tiene un dominio destacado de la metáfora, que se extiende a la construcción de sus libros, cuidadosamente divididos en partes que van consolidando esa marca metafórica que se destaca en todos ellos y que nos hacen leer sus libros como sucesivas metáforas abarcadoras. Asimismo, es de gran importancia la tonalidad que van adquiriendo los diversos libros, hasta llegar a una que será la característica de su producción.

Así en su primer libro, El fuego de las aguas (1978), que obtuvo el Primer Premio del Fondo Nacional de las Artes ya comienza a delinearse su estilo, caracterizado en este libro por una notable riqueza de metáforas que, sin embargo, no resultan de ninguna manera recargadas, sino que se incluyen en una poesía austera y fundamentalmente formada por poemas breves como el siguiente

 

DIBUJO

 

Países en llamas

Hogueras que horadan el fuego del corazón:

Lugares del alma desnuda.

 

¿Quién no ha visto los cuerpos abrasados de silencio?

 

Pero no es sólo lo abstracto lo que se materializa en metáforas sino que también aparecen en elementos concretos.

 

TRIBUTO

 

Bajo el puñal de esta lámpara

alcanzar tu rostro que mi sueño no devela;

el corazón duro de tu mano,

la pequeña señal, el débil encaje

que te entregará a la muerte.

 

En este tipo de utilización, García Sabal logra insuflarles un singular lirismo a sus poemas, sin por ello hacerlos recargados, lo cual habla de su manejo acertado del lenguaje poético desde el comienzo de su escritura.

Este último recurso va a tomar diferentes formas en los sucesivos poemarios hasta convertirse en uno de los más destacados rasgos de su estilo.

Acerca de los temas, en este libro tenemos poemas donde se reflexiona sobre la poesía y la tarea de escribir, así como sobre el amor y la soledad, el silencio que nos acecha, en especial a quien escribe, y con singular frecuencia el deseo, elemento que va a aparecer también en otros libros del autor.

La soledad tiene un lugar destacado en este libro, que se expresa por medio de la utilización singular de la contradicción, que ya desde su título aparece, el fuego de las  aguas, y que va a seguir manifestándose en la totalidad del libro.

Dividido en dos partes, la primera recorre la totalidad de los temas del libro, mientras que la segunda está más ceñida a la soledad y al poema, en una indagación que se ahonda a medida que avanza, así como  se presenta el yo en una progresiva manifestación.

Es decir que ya desde el primer libro de García Sabal tenemos los rasgos definitorios de su poesía que se irán incrementando y multiplicando de libro en libro.

De tal forma, su segundo lpoemario, Figura de baile, dividido en una primera sucesión de poemas a la que luego siguen cuatro partes, una de las cuales es Figura de baile, que le da título al libro, también tenemos una progresión entre las diversas partes. Así, la primera está consagrada al deseo y el amor, la segunda, Figura de baile, a partir de hermosísimas metáforas va a presentarnos a la bailarina que traza la figura de baile por medio de siete poemas que van delineando los movimientos de aquella.

En la tercera parte se despliegan los temas habituales de García Sabal: el silencio, el poema tematizado como canto y como falta de canto, el deseo, el silencio, la soledad.

Por fin en la cuarta sección, Evocaciones, se van a suceder los homenajes a Pizarnik, Luis de Baviera y Kavafis, traídos a la escritura por sus rasgos más destacados en poemas de gran capacidad de convocatoria.

            El tercer libro, Mitad de la vida, que mereció el Primer Premio del certamen de poesía Miguel Hernández, está dividido en tres partes y como es habitual los  poemas se van a reunir a partir de su correlación. Así, en la primera parte tenemos poemas en los que aparece menos que lo habitual el sujeto poético y se recorren diversos temas: el deseo, la certeza de  la desdicha, la madre.

Por su parte, la sección siguiente —Mitad de la  vida— formada por siete estrofas numeradas, va trazando un recorrido por diversos temas de la poesía de García Sabal. Así se convoca la opción por otra forma de vida,  el mero estar ahí, la dificultad de la  vida.

Por fin en la tercera parte, nuevamente no se trabaja con la primera persona del sujeto poético. lo que les da un alcance más amplio a los poemas. Reaparecen algunos temas habituales de García Sabal así como otros nuevos: el deseo, la desaparición de las voces que podrían traer consuelo al sujeto poético, la infancia como negación de una edad de oro, la frustración de lo deseado. En este libro se ha extendido la potencia de la metáfora que cubre la totalidad del libro y le da una especial validez a los poemas

En ese sentido, se ha producido una ampliación en el significado de los poemas y del libro, que se abre a muy diversas interpretaciones por su riqueza semántica.

Pasamos así a su cuarto libro Lugares propios. Dividido en tres partes que continúan con su indagación en el pasado, en la poesía, en el presente con el cual no se puede coincidir.

Acerca de la parte I, se suceden poemas centrados en la madre muerta, en la madre y el padre, textos de singular poder evocativo y un tono doliente,

En cuanto a la segunda está centrada en la poesía, el poeta, el poema como se enuncia en uno de los títulos que abarca nueve breves textos que van a indagar sobre la tarea poética con gran distancia y mirada implacable, que lo  lleva a afirmaciones como las siguientes:

 

9

 

Los poemas se escriben con palabras

que no tenemos.

 

 

Es decir por la negativa,  lo que ahonda en la naturaleza sacrificial de la escritura que enfrenta al poeta con sus límites.

En los Homenajes que también están en esta sección, se vuelve a evocar a Kavafis y Pizarnik y se suma a Julio Cortázar, en poemas que dialogan con la escritura de cada uno a partir de un conocimiento profundo de los universos escriturales de los tres autores.

En la tercera parte hay dos poemas dedicados a insectos de los cuales La hormiga, es metáfora del poeta y su tarea mientras que el segundo se centra en aquello que falta y que impide ir hacia adelante o hacia atrás. Por su parte, Lugares propios nombra el fracaso en llegar a ser, en reconocerse en quien se ha transformado cada uno, ajeno a la expectativa de antaño.

Llegamos así a su quinto libro, Tabla rasa, que le valió al autor el Primer Premio del Concurso de poesía del diario La Nación.

En este libro, la pregunta sobre sí mismo y lo que se ha llegado a ser alcanza una potencia singular que se manifiesta en todos los poemas que van dando cuenta de un vacío y una pérdida radical. Y sin embargo el  tono es sereno y moderado, no permitiéndose nunca la grandilocuencia o el desgarramiento.

Ese contraste entre tono y material poético le da al libro su característica, que se mantiene en las tres secciones en que está dividido, que sin embargo tienen una misma tonalidad y temas que se repiten.

Por cierto, como es habitual en la poesía de García Sabal, hay indagaciones  en la escritura pero ahora aparece un tema que hasta ahora no había abordado: el de la vejez como final del deseo e indagación en lo hecho y lo dicho, es decir más bien lo no hecho ni dicho, lo que le da al poemario una  tonalidad rememorativa nueva en la producción del autor. Pero también está presente la soledad, quizá con más fuerza que en ninguno de sus libros anteriores y la memoria que aparece en casi la totalidad de los  poemas.

 

Para el final

 

Algunos nombres, pocos, que puedan,

entre aproximaciones y  rechazos, hablar,

algún día de nosotros.

Que sea  una  conversación a solas,

una charla más entre el nombrado ido

y el que nombra: el recuerdo de una trama,

pensamiento y sentimientos, relámpago,

sombra apenas de palabras.

Algunos nombres, pocos que puedan,

digan,  parezcan, una llave falsa

para una puerta falsa que fue en la memoria

el tiempo del amigo o del amado.

 

A continuación tenemos el sexto y último libro de García Sabal —que por desgracia murió todavía joven— Sutura. Está dividido en tres partes pero  a diferencia de otros poemarios la primera y la tercera sección tienen apenas un poema, mientras que la central tiene treinta y seis.

El primer poema de los treinta y seis va a repetir su comienzo en el treinta y tres, lo que le da una unión mayor a los poemas claramente relacionados  entre sí.

Ese comienzo es “Sálvate” que se repite cinco veces en cada texto, que insta a dejar diversas cosas: en el primero todos los lazos familiares y la tradición para poder mirar el lugar solo al que da la puerta que se ha de seguir; en el segundo de amantes o deudores para que no  mire más que a “nada de nadie”.

Pero como dije, son varios los temas  que unen a estos poemas. Ante todo el tiempo, que está convocado en varios poemas como el siguiente

 

30

 

Y el tiempo no era más

que cerrar y abrir los ojos.

Una mirada que no puede fijarse

en las cosas. Resbala, lenta,

pasa sin ser tocada.

 

Asimismo, los poemas con referencia a la madre también se repiten así como los centrados en la mirada, condenada a mirar y mirarse sin alcanzar nunca la vida verdadera, que se le escamotea al que mira.

En otro sentido, es notable la  presencia de  la negación de todos los niveles y en múltiples textos como el  que cito a  continuación y que es un fragmento del poema:

 

16

 

Nada de nadie, nadie de ninguno

pidió nada, exigió. Nada de nadie

de ninguno preguntó cuentas, balance,

justificación, propósito.

Nada de nadie de ninguno en la plaza

de calles y pérgolas abrió  la boca, dijo.

 

Por último es importante señalar que el intento de vivir, acceder al sentido de las  cosas, siempre se niega

 

19

………………

Uno repitiéndose, atado, sujeto al fuego

de unos ojos entre manos de una mirada

ronca, definitiva.

 

Al pesimismo del libro no lo acompaña un tono exaltado, sino esa tonalidad serena que ya vimos en su libro anterior, si bien en éste es más destacada la pérdida del mundo y la frustración de toda búsqueda de sentido, que se deja de lado por su imposibilidad.

 

Así hemos llegado al final de nuestro recorrido por la obra de García Sabal, que revela una depuración constante y la consolidación de una mirada propia, con una tonalidad también propia que se va elaborando de libro en libro alcanzando su punto más destacado en su último poemario que reúne todos los rasgos de su voz poética.

Esta se caracteriza por un progresivo refinamiento de la  tonalidad que alcanza su punto máximo en su último libro y que se ha ido afirmando de un libro al otro, en  los que la frustración de la búsqueda de una salida para la voz poética, se traduce en una progresiva delicadeza de la  tonalidad, hasta alcanzar la de Sutura que es una auténtica sutileza extrema de la voz, sin ninguna expresión del dolor que produce la frustración de las posibles salidas de la mencionada tonalidad.

Tenemos así en la poesía de García Sabal un incremento en el  refinamiento de la voz poética, que se va a acentuar a partir de su cuarto libro, que es el camino que nos conduce a los dos últimos poemarios.

En virtud de estas características de la  tonalidad  poética, de la utilización de la metáfora y de los temas que aborda, García Sabal ocupa un lugar destacado entre  los poetas de su generación y merece que se  vuelva a valorizar su obra, de indudable riqueza tanto en sus temas como en su tonalidad y su potencia metafórica.

Esperamos que este repaso de su obra sirva para despertar en los jóvenes el interés por su poesía, quienes deberían leer sus libros para conocer a uno de los más destacados poetas de los años 70.

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